martes, 17 de febrero de 2015

III. Sonidos que Curan: Resonando con tu Viola

EL TEMPERAMENTO

La música y las matemáticas han estado siempre íntimamente ligadas. Conocer la evolución de la concepción musical a lo largo de los siglos hasta alcanzar el sistema de doce notas y los diferentes temperamentos que empleamos hoy día en el mundo occidental, fue y sigue siendo una apasionante aventura, no sólo en sus vertientes musical y matemática, sino también desde las perspectivas cultural, física, técnica y artesanal. Aunque no comparta algunas ideas reflejadas en el enlace a continuación, y sin meterme mucho en explicaciones por la extensión que ocuparía este tema, podrás hacer una lectura más extensa y profunda sobre la definición de temperamento.

Para mi, el temperamento es la proporción matemática y sonora que existe entre una nota cualquiera y la siguiente un semitono más alta, definiendo unas texturas resonantes específicas que además dotan de una tensión armónica específica al sonido. Así que, afinar el La4 de nuestra Viola a 440Hz, significa afinar y ajustar nuestro instrumento a un temperamento específico y determinado, (relativamente moderno, fue a partir de 1955), el llamado temperamento ISO 16. No debes de olvidar que existen otros muchos temperamentos, definidos, estudiados y utilizados comúnmente, que vienen condicionados tanto por los aspectos físicos y acústicos de los instrumentos musicales en si, como por las exigencias técnicas y estéticas del estilo del repertorio a interpretar. Estos temperamentos son el Pitagórico, Valotti, Kirnberger III, Werckmeister III, etc. 

Como bien te habrán tenido que explicar el primer día que asististe a la clase de Lenguaje Musical, nuestro sistema musical tiene doce notas, no siete. Si no lo tienes claro, echa un vistazo a cualquier imagen de un piano y presta atención a esas teclas negras situadas estratégicamente entre las blancas. Supongo que también te habrán explicado que ese patrón de doce notas vuelve a repetirse, encontrándose esas mismas notas una octava más aguda a la derecha y otra octava más grave a la izquierda. Así pues, si el La4 lo afinas a 440Hz, el La5 tendrá una frecuencia de 880Hz y el La3 la mitad, 220Hz.

LAS FRECUENCIAS Y SUS PROPIEDADES TERAPÉUTICAS

Ahora bien, para poder exprimir el ejercicio que te propondré a continuación, es necesario que conozcas algunas conceptos que merecen la pena tener en cuenta, ya que para realizarlo y experimentar el fin del ejercicio, tendrás que cambiar la afinación de tu instrumento. Así que, antes de nada, coge tu afinador y ajusta el La4 de la Viola a 426 Hz equilibrando el resto de cuerdas en esos nuevos parámetros y espera unos minutos; no te inquietes, comprenderás más adelante. Te preguntarás por qué, pero si te tomas un tiempo tras ese reajuste en la afinación, la Viola y tú lo agradeceréis, ya que tardará un tiempo en estabilizarse tras el cambio de presión e intensidad. 

¿Qué conseguirás con este ajuste? Sintonizar tus cuerdas al aire con las llamadas frecuencias de sonido Solfeggio, (frecuencias de sonido utilizadas para fines curativos). La historia de estos sonidos es fascinante, resulta que dichos sonidos eran cantados con precisión en el contexto de antiguos cantos gregorianos, pero la frecuencia exacta, la técnica y el conocimiento de sus propiedades curativas se perdieron de alguna manera más tarde en la historia de la humanidad. Fue el Dr. Joseph Pulco quien redescubrió los sonidos Solfeggio en los años 70 del pasado siglo al encontrar las frecuencias (medidas en Hz) de estos sonidos curativos únicos. Lo interesante es que Pulco encontró que esas frecuencias aparecen codificadas en la Biblia, en el libro de Números, capítulo 7, versículos 12-89. Usó el método pitagórico de reducción numérica para desentrañar los misteriosos 6 patrones matemáticos codificados allí: 396, 417, 528, 639, 741 y 852. (Una notoria validación científica de que estos patrones pueden utilizarse como frecuencias vibratorias de curación; la frecuencia 528 Hz es precisamente la utilizada por genetistas hoy en día para reparar daños en el ADN humano). Así pues, estas frecuencias son bastante diferentes a las de la escala musical moderna (basada en la afinación del La4 a 440 Hz):
  • La primera frecuencia, 396 Hz, corresponde a la nota DO y se utiliza para liberarse del campo negativo, lo que significa deshacerse del miedo y la culpabilidad.
  • La segunda frecuencia, 417 Hz, corresponde a la nota RE, se utiliza para permitir y crear un campo positivo.
  • La tercera, 528 Hz, corresponde a la nota MI, y es considerada la frecuencia de transformación y milagros.
  • La cuarta, 639 Hz, corresponde a la nota FA, y es la frecuencia del amor y la unidad.
  • La quinta frecuencia, 741 Hz, corresponde a la nota SOL; es la frecuencia de la intuición y la iluminación.
  • La sexta frecuencia, 852 Hz, corresponde a la nota LA, se utiliza para la visión y la conciencia espirituales. (Justamente la mitad de esta frecuencia es 426 Hz, ¿comprendes ahora por qué te he propuesto afinar la Viola así?). 
COMIENZA A RESONAR

El simple objetivo de esta propuesta es hacer resonar tu cuerpo con fines terapéuticos por medio de un control sistemático del punto de contacto y de todos los parámetros técnicos y mecánicos en la sujeción de tu arco, reforzando así tu sensación de control y equilibrio sonoro mientras trabajas tu balanza física y emocional.

Te invito pues a que comiences esta experiencia tan particular y especial tocando notas tenidas sobre estas frecuencias resonantes. Por ejemplo, un buen inicio para comenzar el ejercicio es tomar la frecuencia de la nota RE. ¿Cómo? Toma el armónico central de esta cuerda al aire colocando tu mano izquierda en la cuarta posición, posicionando a la vez tu dedo meñique de forma relajada y sin llegar a pisar la nota que resultaría. Recuerda, solamente con rozar la cuerda es suficiente, no necesitas presionar. En el momento en el que lo localices, puedes cambiar si quieres de dedo y posición, buscando siempre tu comodidad y relajación. Concéntrate en tu equilibrio corporal, la posición de tu Viola y la sujeción de tu Arco. Muévelo arriba y abajo muy lentamente, en un punto de contacto cercano al puente y con suficiente tensión, vigor y relajación en tu dedo índice derecho (y resto de dedos, especialmente el meñique y el pulgar) para sentir la vibración del sonido dentro de la palma de tu mano derecha. Sentirás un cosquilleo en la parte interna de los dedos y muñeca. Concéntrate y disfruta. Piensa en tu cuerpo y no te despistes. Si eres disciplinado, comenzarás a sentir cómo vibra y resuena todo tu cuerpo. Conforme vayas dominando esta técnica, podrás probar con otras frecuencias, incluso utilizar vuestras cuerdas vocales al mismo tiempo generando armónicos que te sorprenderán. Propongo también que utilices ejercicios en ostentatos, seguro que te encantarán mientras fortaleces tu técnica y proyección sonora.

Deseo que estos artículos hayan sido de tu agrado. Si deseas más información o ejercicios más específicos no dudes en comentármelo en clase o ponerte en contacto conmigo a través del Aula Virtual de Viola. ¡Que las buenas frecuencias os acompañen, buena continuación de semana! 





No hay comentarios:

Publicar un comentario