Continuando con el recorrido histórico planeado en artículos anteriores, Orígenes de la Viola I y II, y debido al volumen de información que debería abarcar en esta sección, quería disculparme de ante mano por la cantidad de información que debo discriminar, ya que para mostraros la interesante evolución de la nuestro instrumento, debo resaltar diferentes aspectos resumiéndola a grosso modo en este periodo tan maravilloso y crucial que voy a relataros.
Hasta el s.XVII, la Voz continuaba como
instrumento que no tenía competidor en el vehículo de la expresión musical,
tanto para la música sacra como para la profana. La Voz fue aplicada a la danza (en pavanas, saltarellos, zarabandas, etc.);
normalmente, a parte del laúd, el resto de instrumentos no eran especificados,
pero estas composiciones dejaban vía libre para doblar la parte vocal,
abriendo un camino más interesante y expresivos para el rango de instrumentos
de la familia da braccio. Podemos observar que, con la adición de la cuerda Mi al Violín, (instrumeto más pequeño y manejable que la Viola), le añadía más capacidad expresiva, lo cual es muy importante
para la danza. Para completar la armonía, se usaban dos líneas de Violas (Alto y Tenore). Las líneas del bajo eran simples, en contraposición al contrapunto
de la parte de las Violas. En
1529, Martín Agrícola hace la primera descripción de un Pardessus de Viol,
señalando el uso arbitrario de la cuerda aguda al servicio de las necesidades
expresivas de la danza, en palabras textuales, “...podrá tocarse tan agudo como
pudiera oírse”.
En el s.XVII, la familia de
instrumentos da braccio todavía no eran aceptados como instrumento de la corte,
y existía una gran variedad de tamaños y técnicas constructivas. En general,
había poca uniformidad en su morfología y posibilidades acústicas, y en lo referente a las Violas da braccio, sus tamaños oscilaban entre los
38’5 cm de caja (Violetta) y los 47 cm (Tenore). Una curiosodad, después de Agrícola, la
mayoría de descripciones en la afinación de estos instrumentos de cuatro
cuerdas, están un tono por debajo de la actual (Si b-Fa-Do-Sol), resultado de la
búsqueda de la quinta por debajo del violín entorno a 415hz. Observa a la derecha, esta Viola realizada por el gran maestro luthier italiano Gasparo da Salo en 1609.
Todos los nuevos avances constructivos que se realizaron en esta época fueron posibles, en gran parte,
a la mejora de la manufactura de las cuerdas. Las primeras cuerdas graves eran
gruesas hebras de tripa, que dificultaban la ejecución de articulaciones
complejas. Los nuevos entorchados de tripa y metal, más resistentes y ágiles a
las tensiones que se generan en el instrumento, permitieron un mayor
refinamiento tanto en el diseño como en las técnicas interpretativas. Así
mismo, también se procede al aumento del diapasón conforme a la demanda de
registros más altos y ejecuciones más virtuosas.
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